Las Escuelas Taller en Cuba y La conservación cultural y social

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Las escuelas taller en Cuba y la conservación cultural y social.

Lic. Alberto Chía Collazo

El cuidado del patrimonio, debe ser hoy en día, una tarea fundamental de cada nación. Garantizar la trasmisión de las tradiciones culturales y sus valores, constituye una prioridad para la conservación de la identidad nacional. Concientes de la importancia de la salvaguarda de toda forma de expresión cultural, los estados han establecidos principios que favorescan la gestión y el cuidado del patrimonio. Como parte de todo este proceso, el desarrollo científico-técnico ha sido de vital importancia para la conservación del patrimonio cultural.

Grandes instituciones en el mundo, fundamenta y desarrollan programas de conservación y restauración del patrimonio cultural. Estableciendo metodologías de trabajo y materiales adecuados para los procesos de intervención, estos centros ofrecen mecanismos y vías alternativas para asegurar la protección y sucesión a futuras generaciones del patrimonio cultural. Sin embargo, y respondiendo a la idea expresada en aquella carta internacional escrita en Venecia en 1964 donde expresaba

“La humanidad, que cada día toma conciencia de la unidad de los valores humanos, los considera como un patrimonio común, y de cara a las generaciones futuras, se reconoce solidariamente responsable de su salvaguardia”,

no solo estos centros investigativos se han dedicado en los últimos años a la conservación del patrimonio cultural.

Como parte de un programa de empleo y formación dirigido a jóvenes desempleados, en 1985 España inicia el Programa de Escuelas Taller y Casas de Oficios. Teniendo como lema: “Aprender trabajando y trabajar aprendiendo”, el programa buscaba a través de la formación y práctica en oficios necesarios en su entorno para promover su integración social y laboral. Uno de ellos, y el que más fuerza a alcanzado desde entonces, es la inclusión en los trabajos de rehabilitación del patrimonio histórico, artístico, cultural y natural.

Los buenos resultados de este programa implantado en España, permitieron trasladarlo a Iberoamérica. Adaptando la metodología a las características territoriales del continente, la Cooperación Española por medio del Programa de Preservación del Patrimonio en la región, crea el Programa de Escuelas Taller en latinoamérica para contribuir con el desarrollo comunitario y la conservación del patrimonio cultural como un bien social. El Programa de Escuelas Taller, más allá de ayudar a crear conciencia de la necesidad de preservar el patrimonio de sus pueblos y ciudades, convierte a los jóvenes en protagonistas de su transformación.

En Cuba, el programa de escuelas taller aplicado en La Habana, se planteó una misión y visión. Brindar una opción de capacitación y empleo a jóvenes desvinculados del estudio y el trabajo a través de su formación como obreros calificados en la conservación de edificios de alto valor patrimonial, permitió enfocar el programa en graduar el mayor número posible de jóvenes garantizándoles una ubicación laboral al terminar sus estudios y garantizar la continuidad de estudios como alternativa de superación. Esta misión y visión, propició que el programa de escuelas taller fuera un referente para la creación de otras escuelas taller en otros centros históricos de la isla.

Los jóvenes formados en el sistema de escuelas taller reciben una formación teórico-práctica por un espacio de dos años. Amparados por la Resolución Ministerial 206-2009 que aprueba los planes de estudios para la formación de obreros calificados en el sistema de capacitación de las oficinas de los conservadores e historiadores de todo el país.

En el primer semestre del primer año, se imparten las asignaturas de Tipología de la Arquitectura, Dibujo Técnico, Tecnología de la Especialidad, Materiales, Seguridad y Salud del Trabajo y Prácticas de la Especialidad.A partir del segundo semestre del primer año y el transcurso del segundo año, solamente se desarrolla la práctica de manera intensiva en las obras que ejecuta la Escuela Taller de conjunto con otras entidades especializadas.

En Cuba, el sistema de escuelas taller establece como nivel mínimo para integrarse en ella, la enseñanza media (9º) y en los casos de Arqueología y Restauración General, el nivel medio superior (12º). Dentro de las actividades correspondientes al programa formativo, se planifican visitas a centros culturales diversos (museos, exposiciones, conferencias, eventos, etc.) que contribuyen a que los jóvenes se identifiquen con el entorno en el que se están desarrollando. Así mismo, las escuelas taller propician que nuestros alumnos después del horario de trabajo continúen estudios de enseñanza media superior, de forma que simultáneamente eleven su nivel educacional. Una vez graduados, desarrollando su vida laboral, tienen la posibilidad de continuar estudios (como en el caso de La Habana) de Técnico Medio ó en centros universitarios como la Universidad de las Artey en el Colegio Universitario de San Gerónimo que reciben a jóvenes de todo el país para cursar estudios superiores relacionados con el patrimonio y su conservación.

Las especialidades o talleres de cada curso varían según la demanda laboral de las Empresas de cada localidad o provincia. Por lo general la cartera de oportunidades oscilan entre oficios como: Albañilería, Albañilería Integral, Arqueología, Cantería, Carpintería, Cerámica, Electricidad, Forja, Jardinería, Luthiers, Pintura de Obra, Pintura Mural, Plomería, Restauración General, Vidrio, Yeso, Talabartería, Hojalatería, Zapateria Artesanal y Maquetas.

La formación en estos oficios, le han permitido a las escuelas taller insertarse en obras de embergadura en los distintos centros históricos del país. Como lo reflejan las obras que se realizaron en el Cementerio de Trinidad en 1997, y en la actualidad, la casa hacienda Buena Vista en el Valle de los Ingenios de dicha localidad. La escuela taller de Santiago de Cuba, que para la celebración de los 500 años de fundada, los estudiantes realizaron obras de restauración y reordenamiento espacial de los panteones de Carlos Manuel de Céspedes y Mariana Grajales, en el cementerio Santa Efigenia. Asimismo los trabajos de ambientación floral para la celebración de los 199 años de fundada Cienfuegos. Y las obras de restauración ejecutado por la escuela taller de La Habana en el convento de San Francisco de Asís, el Teatro Martí y más reciente en el Capitolio Nacional.

En todos ellos, los estudiantes de las diferentes especialidades, han demostrado capacidad y habilidades que le ha permitido al sistema de escuelas taller asumir diferentes obras sociales a petición de los gobiernos locales. Como los trabajos de recuperación y remodelación de viviendas destruidas por ciclones que azotaron a Santiago de Cuba (Sandy 2012) y Camagüey (Irma 2017). Así como la recuperación de un parque temático en un barrio de alto riesgo social en la ciudad de Trinidad, donde los estudiantes y profesores de la escuela diseñaron y construyeron los aparatos para que los niños jueguen.

Las escuelas taller, además de ofrecer una formación eminentemente práctica en escenarios reales en jóvenes vulnerables, facilitando el acceso a la formación, son espacios que fomentan medidas y valores. Promueven y desarrollan la inclusión de la mujer en los oficios, transforma la vida de las personas incrementando la autoestima, relación con los demás y capacidad de trabajo en grupo. Contribuye con la conservación del patrimonio cultural y promueve el respeto y valoración de la riqueza de la diversidad social y cultural.

Por tal motivo, se debe prestar gran interés porque espacios como estos, se puedan seguir abriendo no solo para la conservación y rescate de las tradiciones culturales, sino también para el beneficio social.